El aceite de oliva es uno de los ingredientes estrella de la
dieta mediterránea debido a sus múltiples beneficios para la salud, entre los
que destaca la prevención de enfermedades cardiovasculares, ya que ayuda a
reducir el colesterol y mejora la circulación sanguínea.
-El aceite de oliva tiene un alto contenido en
antioxidantes, que ayudan a combatir los radicales libres mitigando así las
huellas del paso del tiempo y, en concreto, la aparición de arrugas y líneas de
expresión.
-La alta concentración de ácido oleico (cercana al 70%) y la
presencia ya comentada de antioxidantes hacen que sea un excelente regenerador
de la piel: el ácido oleico es un elemento fundamental en la reconstrucción de
las membranas celulares y por tanto en la regeneración de la epidermis, proceso
sin el cual nuestra piel muestra un aspecto apagado y carente de vitalidad.
-Además de los beneficios derivados de su composición, y que
ya hemos comentado, el aceite de oliva posee otras propiedades que también
tienen efectos muy positivos en la piel: por un lado, su permeabilidad,
capacidad de absorción y poder de conservación le confieren un alto potencial
nutriente, hidratante y protector de la epidermis; y por otro, su
característica textura ayuda a crear una película protectora que cumple una
doble función, evitar la deshidratación y proteger la piel y el cabello de las agresiones
externas.
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